¿Se debería usar cubrebocas para todo el personal de salud? | COVID-19

Uso de cubrebocas universal en hospitales en la era COVID-19





A medida que la pandemia del SARS-CoV-2 continúa creciendo, los sistemas hospitalarios se esfuerzan por intensificar sus medidas para proteger a los pacientes y trabajadores de la salud del virus. 

Cada vez somos más los que tenemos la pregunta si este esfuerzo debería incluir el uso universal de cubrebocas por parte de todos los trabajadores de la salud.

El uso se cubrebocas universal ya es una práctica estándar en Hong Kong, Singapur y otras partes de Asia y recientemente ha sido adoptado por un puñado de hospitales de Estados Unidos.

Las autoridades de salud pública definen una exposición significativa a COVID-19 como el contacto cara a cara dentro de un área de 2 metros con un paciente con COVID-19 sintomático que se mantiene durante al menos unos minutos (Aquí es donde todavía no sabemos exactamente cuanto, algunos dicen que más de 10 minutos o incluso 30 minutos) como había dicho en mi otro artículo, ¿SIRVE EL CUBREBOCAS PARA NO CONTAGIARTE DE CORONAVIRUS?, la mayoría de las infecciones resulta por el contacto de las manos con una superficie contaminada, por ello el cubrebocas más que evitar contagiarte disminuye la probabilidad de propagación de la enfermedad; pero, hay un porcentaje de gotas que son tan pequeñas qué no caen por la gravedad y se deshidratan para mantenerse infecciosas en al aire durante 3 horas. Es aquí donde la infección aérea puede ocurrir, y permanecer un tiempo en un lugar hacinado con un paciente con el virus garantiza qué el aire tenga suficientes partículas contagiosas para infectar a una persona respirando. 

Sin embargo, el cálculo puede ser diferente en entornos de atención médica. En primer lugar, un cubrebocas es un componente central del equipo de protección personal (EPP) que los médicos necesitan cuando atienden a pacientes sintomáticos con infecciones virales respiratorias, junto con bata, guantes y protección para los ojos. El uso de cubrebocas en este contexto ya es parte de las operaciones de rutina para la mayoría de los hospitales. Lo que está menos claro es si un cubrebocas ofrece más protección en entornos de atención médica en los que el usuario no tiene interacciones directas con pacientes sintomáticos. Hay dos escenarios en los que puede haber posibles beneficios.

Cubrebocas quirúrgico

El primero es durante el cuidado de un paciente con COVID-19 no reconocido. Sin embargo, un cubrebocas solo, en este entorno reducirá el riesgo solo un poco, ya que no proporciona protección contra las gotas que pueden entrar en los ojos o de fómites en el paciente o en el entorno que los trabajadores pueden  agarrar y llevar a sus mucosas y membranas (particularmente dada la preocupación de que los usuarios de cubrebocas puedan tener una mayor tendencia a tocar sus caras).

El segundo caso es la posibilidad de que usar un cubrebocas puede reducir la probabilidad de transmisión de trabajadores de la salud asintomáticos y mínimamente sintomáticos con COVID-19 a otros trabajadores y pacientes. Esta preocupación aumenta a medida que COVID-19 se generaliza en la comunidad. Nos enfrentamos a un riesgo constante de que un trabajador de la salud con infección temprana pueda traer el virus a nuestras instalaciones y transmitirlo a otros. La transmisión de personas con infección asintomática ha sido bien documentada, aunque no está claro en qué medida dicha transmisión contribuye a la propagación general de la infección.

Más insidioso puede ser el trabajador de la salud que viene a trabajar con síntomas leves y ambiguos, como fatiga o dolores musculares, o picazón en la garganta y congestión nasal leve, que atribuyen a trabajar largas horas o estrés o alergias estacionales, en lugar de reconocer que pueden tener COVID-19 temprano o leve. 

En ciertos hospitales, ya se ha visto una serie de casos en los que los miembros del personal trabajaron bien pero desarrollaron síntomas de COVID-19 a la mitad de sus turnos o trabajaron con síntomas leves y ambiguos que posteriormente se diagnosticaron como coronavirus. 

Estos casos han llevado a que un gran número de pacientes y miembros del personal estén expuestos al virus. Proveer de cubrebocas a todos los trabajadores de la salud podría limitar la transmisión de estas fuentes al evitar que los trabajadores de la salud asintomáticos y mínimamente sintomáticos propaguen gotas orales y nasales cargadas de virus. Sin embargo, lo que está claro es que el uso de cubrebocas universal por sí solo no es una panacea, como ya he mencionado en varias ocasiones, es una medida más que no reemplaza a otras como el lavado apropiado de manos o el uso de EPP aparte del cubrebocas. 

Centrarse solo en el uso de cubrebocas universal puede, paradójicamente, conducir a una mayor transmisión de coronavirus si se desvía la atención de la implementación de medidas de control de infecciones más fundamentales.

Dichas medidas incluyen la detección enérgica de todos los pacientes que acuden a un centro para detectar síntomas de COVID-19 e inmediatamente ponerles un cubrebocas y aislarlos; volver a examinar a todos los pacientes ingresados ​​diariamente para detectar signos y síntomas de coronavirus en caso de que una infección se incubara al ingreso o estuvieran expuestos al virus en el hospital; tener un umbral bajo para evaluar a pacientes con síntomas incluso leves potencialmente atribuibles a una infección respiratoria viral (esto incluye pacientes con neumonía, dado que un tercio o más de las neumonías son causadas por virus en lugar de bacterias); exigir a los empleados que certifiquen que no tienen síntomas antes de comenzar a trabajar todos los días; prestar atención al distanciamiento físico entre los miembros del personal en todos los entornos (incluidos los entornos potencialmente descuidados, como los ascensores, el área de comida y las salas de trabajo) restringir o disminuir familiares visitantes; y aumentar la frecuencia y cuidado de la higiene de manos.

Y luego, se debe ponderar los beneficios potenciales del uso de cubrebocas universal con el futuro riesgo de quedarse sin cubrebocas y, por lo tanto, exponer a los médicos al riesgo mucho mayor de atender a pacientes sintomáticos sin equipo.

Sin embargo, proporcionar a cada trabajador de la salud un cubrebocas por día para un uso prolongado puede mejorar, paradójicamente, el control de inventario al reducir los usos únicos y facilitar los flujos de trabajo

Puede haber beneficios adicionales para las políticas de uso de cubrebocas amplio, los cubrebocas son recordatorios visibles de un patógeno invisible pero ampliamente prevalente y pueden recordar a las personas la importancia del distanciamiento social y otras medidas de control de infecciones.

También está claro que los cubrebocas cumplen roles simbólicos. Los cubrebocas no son solo herramientas, también son apoyo psicológico que puede ayudar a aumentar el sentido percibido de seguridad, bienestar y confianza de los trabajadores de la salud en sus hospitales. Aunque tales reacciones pueden no ser estrictamente lógicas, todos estamos sujetos al miedo y la ansiedad, especialmente en tiempos de crisis. 

En resumen, hay beneficios que validan el uso de cubrebocas por parte de todo personal médico, enfermería y demás trabajadores de la salud, pero eso debe venir junto a una plena capacitación y un control adecuado del manejo del equipo de protección personal y todas las medidas de higiene y prevención ya conocidas. 
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