El virus que se corona | Opinión




Después de ser azotados por las consecuencias de infravalorar la salud, de llevar ya varias semanas siendo humillados; nuestra modernidad, nuestros avances tecnológicos, el capital con el que países de primer mundo disponen, todo ello se redujo a nada al momento de enfrentar esta pandemia.

Definitivamente no sabemos donde estamos parados, nos quitaron nuestra frágil "normalidad", nos arrebataron aquella rutina qué nos hacia sentir la estabilidad y la falsa sensación de control sobre nuestras vidas se ha visto vulnerada.

¿Quién nos llevo a esto?

Las pandemias son catástrofes qué han estado presentes a lo largo de la historia, nuestra relación con la enfermedad va más allá del tema sanitario, la enfermedad ha moldeado la propia cultura humana y en parte nos ha llevado a ser quien somos. 

Todo eso ya lo sabíamos, pero, ¿de verdad lo sabemos?

El COVID-19 es completamente nuevo para todos nosotros, no sabemos nada, apenas estamos investigando su patogénesis, la manera en que infecta incluso todavía debatimos cual es la mejor manera de prevenir o cual será el tratamiento adecuado para el virus. Muy lejos se ve la vacuna que cure la enfermedad.

Y aún así, la soberbia del ser humano no acaba, ante el nuevo coronavirus nos hemos visto lentos y entorpecidos por la burocracia, las autoridades sanitarias intentan actuar en un punto intermedio entre la economía y la salud y francamente nos hemos visto superados; es la primera vez que vivimos como un coronavirus se convierte en pandemia, ciertamente es muy distinto al virus de la influenza. 

Pero ya queremos salvar la economía ante todo, no aprendemos.

La resistencia a las medidas drásticas de control de enfermedades ya es evidente. El aumento de las tasas de infección y la mortalidad, junto con la incertidumbre científica sobre COVID-19, deberían mantener a raya el resentimiento social por un tiempo.

¿Pero cuanto tiempo? Dicen que no es sostenible durante meses; El malestar público eventualmente se volverá demasiado grande.

¿Deberían permanecer en su lugar hasta la señal de "Ya todo esta despejado", o hasta que se alcance algún punto intermedio (por ejemplo, una vez que las infecciones o los riesgos de transmisión hayan alcanzado su punto máximo o los hospitales hayan recuperado su capacidad)? ¿Las restricciones se levantarán por completo o simplemente se aflojarán, y por cuánto tiempo?. La comprensión rudimentaria de la enfermedad y la amplitud de restricciones sin precedentes alimentan la incertidumbre sobre los próximos pasos. Un enfrentamiento entre los imperativos de salud pública y las libertades civiles parece inevitable.

Las órdenes actuales de quedarse en casa son menos intrusivas en algunos aspectos (se aplican ligeramente y se permiten salidas "esenciales") y más intrusivas en otros (la mayoría de las personas sometidas a ellas no están infectadas ni expuestas). 

La dinámica de transmisión del SARS-CoV-2 dificulta la identificación y el objetivo de los grupos de riesgo. El virus es altamente infeccioso y tiene una ventana de transmisión larga pero aún incierta, que posiblemente abarque de 10 a 14 días. La transmisión “sigilosa” puede ocurrir durante la incubación asintomática o mientras la enfermedad es imperceptible o no distintiva. Estos factores crean problemas de control que difieren de los asociados con las enfermedades, como la viruela y la tuberculosis, que configuraron gran parte de los precedentes legales y políticos que tenemos para acciones restrictivas de salud pública.

Es poco probable que las restricciones de quedarse en casa sean una única ocasión. La prevalencia de la enfermedad aumentará y disminuirá constantemente. 

Existe un consenso emergente de que se necesitará un enfoque gradual para las medidas restrictivas, uno que permita el retorno a alguna actividad social y económica, tal enfoque está muy lejos del paradigma más binario de bloqueo en una cuarentena (En donde normalmente es como un interruptor apagado o encendido, debemos estar aislados o no debemos estar aislados y ya, aquí es como un termostato, varía entre estos dos parámetros).

Al ver las restricciones relacionadas con Covid-19 como más una cuestión de política pública que legal, entonces, ¿cómo puede un modelo graduado trazar un curso que equilibre adecuadamente el control de enfermedades y las libertades civiles?. 

Leyendo la columna " Control de enfermedades, libertades civiles y pruebas masivas: calibración de restricciones durante la pandemia de Covid-19" en el New England Journal of Medicine mencionan:

"Creemos que las decisiones de continuar, modificar o levantar restricciones severas, particularmente las prohibiciones de movimiento y reunión, deben adaptarse utilizando información creíble a nivel de de cada persona. La fuente clave de dicha información sería un programa poblacional de pruebas y vigilancia de enfermedades. n
Considere, por ejemplo, una política en la que las personas que buscan regresar al trabajo, la escuela o las actividades sociales deben someterse a pruebas de detección de infección y anticuerpos. Las pruebas positivas de infección desencadenarían el autoaislamiento. Las pruebas negativas certificarían la libertad de movimiento durante un período definido, digamos 2 o 3 semanas, después del cual las pruebas negativas adicionales renovarían la certificación. Si se determina que los anticuerpos proporcionan protección a largo plazo contra la reinfección y la transmisión, lo cual es plausible pero aún no está establecido, una prueba serológica positiva garantizaría la certificación a largo plazo."

En mi opinión es una solución totalmente sin sentido en donde dependen de parámetros completamente fuera de control y difíciles de medir, para empezar necesita o más bien exige un nivel de conciencia y educación muy superior para que cada persona decida por voluntad propia tomar la prueba y autoaislarse en caso de requerirlo. Por otro lado se necesitan millones y millones de pruebas, cosa que es imposible económicamente incluso para países desarrollados como Estados Unidos qué es donde se plantea. 

Esto mismo lo cuestionan en su análisis:

"Requeriría un régimen de prueba en una escala sin paralelo en la historia de los EE. UU. Los gobiernos federales, estatales y locales desempeñarían un papel en el financiamiento y la supervisión, pero tendrían que depender en gran medida de los hospitales, clínicas, hogares de ancianos, farmacias minoristas, servicios de salud móviles y laboratorios privados para su implementación. Las organizaciones de la sociedad civil (por ejemplo, empleadores, escuelas y minoristas) también tendrían incentivos financieros y de reputación para fomentar el cumplimiento de las directivas gubernamentales. 

Las limitaciones en este enfoque son claras. Se necesitarían grandes cantidades de pruebas y equipo de protección personal, ninguno de los cuales existe actualmente, aunque los suministros aumentarán. Aún sería posible adquirir y transmitir infecciones dentro de los períodos de incubación; las personas también pueden dar negativo en la etapa temprana de la infección. 

En tiempos ordinarios, un programa integral de pruebas, certificación y reevaluación estaría más allá de lo normal. Hoy en día, parece un precio justo para pagar de manera segura y justa, reanudar una apariencia de vida normal."

Y ese es para mi el problema base con el que muchos enfocan la pandemia, la vuelta a la vida normal, el salvamento de la economía. Claro, nadie prefiere morir de hambre que de COVID-19, ¿Pero no sería más plausible invertir esos millones y millones de dólares en pruebas en telemedicina, teletrabajo y apoyos financieros para que las personas se queden en casa?.

España, Estados Unidos y otros países ya se están cuestionando la vuelta a la vida normal ahora que están alcanzando sus picos máximos, incluso la OMS ya emitió recomendaciones., no aprendemos nada, el virus puede volver a alcanzar nuevos y peores picos, ls inmunidad no esta comprobada, son puras conjeturas y el deseo de no quebrar países quebrara personas y por supuesto que si esto no para y las autoridades se siguen mostrando incompetentes, al final también quebrara la económia.

Lo primero es la salud y es deber de las autoridades exigir las mayores restricciones para frenar la enfermedad, como lo hizo China con Wuhan, aislar las ciudades para saber más precisamente cuando una comunidad este libre del virus y más prontamente restablecer la economía qué parece ser que es lo más importante al final de cuentas para todos. 

Como ciudadanos debemos de exigir que se vele por la seguridad de la ciudadanía, que las autoridades no tomen decisiones precipitadas por la urgencia de sus planes políticos y financieros, la economía, el dinero en si no es malo, pero tampoco es un fin, hoy en día la economía debe usarse como herramienta para que como humanidad podamos salir adelante en medio de este caos. 

Fuente:


Comentarios

Entradas populares de este blog

Escala de Coma de Glasgow (GCS) 2020

ATLS, Valoración inicial del paciente politraumatizado | Urgencias

ABCDE de la medicina según ATLS | Urgencias